sábado, 27 de febrero de 2010

UN SINGULAR DÍA DE PLAYA


Por primera vez en mi vida me he encontrado en una playa tras un fuerte sismo. He sido testigo de una alerta de maretazo y he visto como retiraron a todas las personas que con sombrilla en mano se disponían a pasar un día de verano en el mar.

Con la cabeza baja y el fastidio de haber pasado más de una hora en una combi (o algo menos para los que llegaron en automóvil) para llegar al anhelado océano pacífico, resultó que éste andaba algo desencajado y no tenía la intención de hacerle honor a su nombre. El mar se retiro algunos metros de la costa de la playa de Santa María (Lima) y era posible divisar algunas rocas que normalmente se encuentran sumergidas en las aguas salinas.

Las embarcaciones que habían partido de Embajadores tuvieron que regresar a puerto y anclar ante la amenaza de un oleaje fuerte y de magnitudes aún no previstas. Felizmente con las horas ese temor quedó postergado para alguna otra ocasión (espero que nunca). Sin embargo, eso fue ya cuando el sol se ocultaba en el horizonte.

Fue un día de playa muy, hasta diría extremadamente, extraño. Uno de aquellos que nos hace recordar lo pequeños que somos ante la fuerza de la naturaleza y lo preparados que debemos de estar todos los que habitamos zonas costeras ante situaciones como éstas, de las que adolece crónicamente nuestra región.

lunes, 1 de febrero de 2010

LAS AMPUTACIONES DEL SABOGAL

Es escalofriante conocer casos como los publicados en la prensa sobre personas que ingresaron al Hospital Sabogal y resultaron seriamente afectadas con amputaciones de por medio. El inicio de este escándalo fue el señor al que le amputaron la pierna equivocada (o sea la sana) y finalmente lo dejaron sin ambas extremidades.

Al drama de aquel pobre hombre se han sumado en los días recientes otros más difundidos por los medios de comunicación. Me parece importante que se denuncien todas estas negligencias y atentados contra la salud de los pacientes que, en muchos casos, son afectados y nadie les hace caso cuando reclaman.

Sin embargo, con cierta perspicacia, empiezo a sentir que la catarata de notas sobre estos casos ya están teniendo demasiada cobertura y tapando algunos otros temas de fondo. Mostrarle al público situaciones que impactan y generan comentarios, siempre es una buena estrategia para asombrarlo y distraerlo.

No me malinterpreten, espero que sancionen a los involucrados en todos estos casos (si estuviésemos en un país desarrollado, tranquilamente cada uno de los afectados se llevaba unos 10 millones de dolares a casa de indemnización) y las autoridades no cierren filas para proteger a los malos médicos.

Es bueno que los medios difundan esto y presionen, pero nada fuera de la proporción que merece. A mi criterio, deberían estar en un segundo plano después de la emergencia en Cusco y otras localidades de nuestro país donde el gobierno aún no sabe cómo actuar ante el desastre natural.