Mañana nuestra selección va a enfrentar al equipo de Brasil por las eliminatorias mundialistas. El solo hecho de imaginarme a Guillermo Salas enfrentando a Ronaldinho y a Jayo tratando de detener a Kaka, me da escalofríos. ¿Estamos realmente a un nivel tan inferior?
Si analizamos jugador por jugador, definitivamente salimos perdiendo y por goleada. Hace unos años, cuando los enfrentamos para las eliminatorias para Alemania 2006, su plantel estaba valorizado en mas de 100 millones de dólares. En la actualidad esa cifra se ha elevado en los últimos años por los movimientos del mercado, pero mantiene una hegemonía en lo que a cotizaciones se refiere. Nosotros también tenemos ahora jugadores con un lugar ganado en el plano europeo del fútbol, sin embargo no somos tan de temer.
Refugiándonos en lo recóndito de nuestras ilusiones como peruanos debemos replicar ante este hecho que el fútbol es un deporte de equipo, que los antecedentes no juegan y que un empate no es un mal resultado. La realidad es que contra Brasil en los últimos 6 años hemos empatado dos veces y perdido otras dos más y requerimos salir con al menos 4 puntos al final de estas dos fechas de eliminatorias, si obtenemos 3 ante Brasil o 1, va a ser una cuestión aleatoria, el verdadero plato de fondo y por ende batalla hasta morir, es contra Ecuador, un competidor por ese envidiado quinto puesto.
Ojalá mañana por la tarde en el Estadio Monumental bailemos un huaino y la selección logre cumplir los objetivos y el plan táctico que se han propuesto como equipo para mantener una esperanza. En cambio, si Brasil impone su estrategia, terminaremos bailando samba y empezaremos a rumbear cerca de la puerta de salida del mundial.
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