El partido ante Brasil ha sido realmente positivo. Primero porque sumamos un punto ante un rival muy difícil; segundo, el equipo mostró una evidente mejoría en su rendimiento respecto de las dos primeras fechas de las eliminatorias y tercero, la afición pudo sentir en carne propia la entrega de los jugadores peruanos, especialmente en el segundo tiempo.
Creo que el orden táctico en el terreno de juego permitió que la selección disminuya en conjunto las deficiencias técnicas individuales y los errores que se pudieron haber cometido. Un ejemplo fueron las bandas cuando los laterales no regresaban luego de desdoblarse para atacar y dejaban un espacio que era aprovechado por el rival pero que se lograba compensar con la labor de recuperación de los volantes.
Considero que Guillermo Salas rindió a un nivel superior al visto en el medio local con Alianza Lima y compensó su falta de técnica con muchas ganas, entrega y sacrificio. Asimismo, Santiago Acasiete destacó por su precisión, orden y empeño de sacar adelante al equipo de todos. Me atrevo a decir que el back central del Almeria de España debería ser el capitán del combinado patrio.
La labor del resto de jugadores estuvo dentro de su rendimiento habitual con la selección, al cual le añadieron un plus que fue la motivación con la que trabajaron los noventa minutos de juego. Como dijo Dunga en la conferencia de prensa antes de retirarse del Estadio Monumental "Si Perú juega al mismo nivel que ante Brasil, es un serio candidato para clasificar al Mundial". Conscientes de nuestras capacidades y limitaciones hay que entender que ese nivel al que se refirió el técnico del pentacampeón lo alcanzó el equipo más por ganas que por funcionamiento.
El miércoles se viene el partido ante Ecuador donde se deben obtener los tres puntos para remontar en la tabla. Va a ser un encuentro muy complicado y, contra lo que muchos piensan, ahora son más peligrosos que cuando aún estaba Suaréz como técnico porque se trata de un "león herido" que va a salir a matar en su casa ante la blanquirroja para borrar la nefasta actuación del sábado ante Paraguay. Si a las ganas que mostraron ante Brasil la selección le pone juego y talento, en Quito se puede hacer un buen negocio.
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