La selección peruana de fútbol el último sábado salió con un deseo de ganar que no se veía hace tiempo. Tal vez las caras nuevas generaban cierta preocupación en la hinchada, sin embargo, contaban con algo importante: entrega total.
El equipo mejoró respecto de las anteriores actuaciones. No es oportuno decir que estamos a un gran nivel. Pero sí me animo a señalar que por fin no eran puras individualidades sino 11 haciendo un trabajo en conjunto. Asimismo, muchachos que salieron a matar por la camiseta y no por mejores contratos.
Una de las razones por las cuales Carlos Zambrano y Daniel Chávez (desconocidos hasta para el propio Del Solar) estuvieron a la altura de las expectativas es que ambos han terminado de formarse en Europa. No son jugadores que se fueron cuando ya actuaban en primera división de Perú. Esa última etapa de desarrollo ha permitido que sean a su corta edad, más maduros y seguros de sí mismos que varios que siguen rondando por aquí. Si quieren otro ejemplo: Paolo Guerrero.
Mañana tenemos un partido muy difícil. Venezuela no es ni la quinta parte de la selección de Argentina. Pero si de algo adolece este equipo albiceleste es que aún no encuentra su mejor funcionamiento. Por ahí podrían estar las esperanzas de Perú, que debe saberse equipo chico, pero con mentalidad estratégica para saber aprovechar las pocas ocasiones que se presenten para azotarle un golpe duro al rival. Si algo le pido a la blanquirroja es luchar los noventa minutos. Y, si le toca morir, que lo haga de pie.
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