Tras los lamentables acontecimientos de la semana en los cuales fallecieron algunos efectivos de la Policía Nacional del Perú en el desalojo de los invasores del Bosque de Pómac en Lambayeque, varias voces se han alzado.
No sólo voces de dolor de sus familiares ni la de los generales y el Ministro del Interior para tratar de explicar la falta de preparación para un operativo de esa magnitud. A la que deseo referirme es la de los sectores de derecha, amantes del autoritarismo puro, quienes reclamaban a las ONGs su falta de intervención cuando las víctimas son policías o militares.
Considero que sí existen algunas organizaciones que a veces defienden a individuos con antecedentes no muy claros con la consigna de los Derechos Humanos. Sin embargo, la mayoría busca que sean respetados los derechos de TODOS los ciudadanos ante situaciones de violencia. El énfasis obviamente es sobre aquellos civiles maltratados, torturados, violados o asesinados por las fuerzas del Estado, ya que la maquinaria de poder suele proteger a los victimarios.
Por otro lado, las instituciones militares y la Policía Nacional son capaces de realizar las gestiones necesarias para salir en defensa de sus miembros y buscar las sanciones correspondientes para los civiles que cometan algún acto ilícito en contra de ellos. Algo que a las personas comunes y corrientes les resulta sumamente difícil. Entonces, la intervención de las ONGs en favor de los policías es prácticamente innecesario. Imagínense, si el Estado no es capaz de defender los Derechos Humanos de quienes trabajan para ellos ¡qué nos queda a los demás!
Asimismo, estoy convencido que la defensa de los Derechos Humanos en estos conflictos sociales debe de ser cuando no hay un equilibrio de fuerzas, lo cual lleva a un abuso. En el caso de Pómac, los invasores que atacaron a balazos a los policías que iban sin sus armas de reglamento, con el saldo que todos conocemos, no merecen el apoyo de ninguna organización ya que ellos también encajan en el perfil de victimarios. Ellos deben ser detenidos y procesados por el delito de homicidio. Y, de pasada, que los autoritarios dejen de confundir a la población que atacan a las ONGs que tanta roncha les sacan y reavivan sus cargos de conciencia.
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