Nuevamente, tras los días de mayores convulsiones sociales que han dejado el trágico saldo de 35 peruanos muertos, continúan las protestas y diversos hechos en Huancavelica, La Oroya y Cusco.
Comprendo que los habitantes de esos lugares se sientan fastidiados porque el gobierno central no les hace caso. Por ello, para lograr llamar la atención de las autoridades, no ven otra salida que bloquear las carreteras y realizar marchas multitudinarias. Sin embargo, hay ocasiones en que estas acciones se tornan violentas y eso es algo punible.
Lo más lamentable y que pocos comentan es la falta de representantes locales en estas zonas del Perú. Autoridades electas con bajos porcentajes de aprobación que simplemente están "pintados" en las alcaldías y gobiernos regionales. Andan más preocupados por las actividades para celebrar el 24 de junio que la agitación de la población.
Este problema también se traslada a los congresistas elegidos por esas regiones que en el Parlamento no son voz de sus representados sino de los intereses del partido al que pertenecen. Eso no es democracia representativa, no es posible que el aparato de poder funcione bien si es que esta premisa no es cumplida.
Los llamados a ser interlocutores son, justamente, ellos. No debería ser necesario que aparezca gente como Alberto Pizango u otros. Esperemos que los presidentes regionales, alcaldes y congresistas velen realmente por los reclamos de los que votaron por ellos y no se escondan tras las cortinas de la mala gestión del gabinete ministerial, porque cuando quieren figurar, saben hacer política.
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