miércoles, 1 de julio de 2009

LA RAZA DE LOS TRANSPORTISTAS

Cada mañana me veo invadido de adrenalina por culpa de las combis que se cuelan por todos los carriles de las avenidas de Lima. Son sumamente temerarias e irresponsables y siempre están al filo de provocar un accidente. Te obligan muchas veces a tener que frenar en seco porque metieron la punta para ganarle a otra unidad.

Los limeños no nos merecemos un servicio tan malo de transporte público. Es casi una invitación al suicidio el tomar una combi o un bus. Además que los conductores suelen tener varias multas sin pagar y los cobradores son unos chiquillos que maltratan a los pasajeros y se pelean con la policía, en especial si son efectivos mujeres.

Creo que es adecuado el nuevo reglamento de tránsito. De diversas maneras se ha intentado crear conciencia entre los trasnportistas pero éstos tienen un mal endémico: la informalidad. Con tantas líneas de transporte, carros en mal estado y conductores sin cultura cívica, es poco lo que se puede hacer por mejorar. Ahí es donde sanciones más fuertes pueden servir de freno a tanto atropello.

Si me pidieran dar una propuesta sería la siguiente: el transporte público debería entrar a una nueva etapa, que la Municipalidad de Lima convoque a una licitación por zonas geográficas y máximo dos empresas sean las que se encarguen del servicio, con la obligación de arrendar al menos un 40% de los buses particulares de una antigüedad no mayor a 1999 que actualmente circulan a sus propietarios. Los demás que reciban su bono de chatarreo.

Con esta modalidad, la misma Municipalidad de Lima, en coordinación con los otros municipios distritales, tendría la posibilidad de supervisar adecuadamente a esas empresas privadas, acordar un tarifario único (no como en la actualidad que depende del humor de cobrador) tendrían identificados a los conductores para sancionarlos si ese es el caso y no habría la saturación y la competencia sanguinaria que actualmente vemos en las calles. Además de garantizar un mejor servicio, más seguro y sin carreras por ganar pasajeros.

Una situación como la que vivimos en la capital, a mi parecer, amerita una medida como ésta. Es hora que la Municipalidad y el Ministerio de Transportes se compren el pleito y regulen el transporte urbano de forma directa.

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